Mi alma no se atormenta con perderlo todo,
con falta de esperanzas se halla,
sin consuelo ha perdido su juicio...
Todo y nada importa.
Sola y lejana se haya incluso de mi misma,
no siento nada, tan solo fracasos acumulados,
problemas sin soluciones, que ya no preocupan,
que tal vez duelen, pero intentan disimular...
La incertidumbre se apodera de mi ser,
sin dar paso a la desesperación,
que hara poco acabo de causarme llantos de agonia,
ahora no hay nada más que decir.
El silencio lo abarca todo,
la soledad, la impotencia...
No hay nadie.
Podría haberlo tal vez si fuera otra la realidad...
pero no hay,
quizas mi propio ser lo haya buscado,
pero hasta la culpa se marcha, no hay.
Cada vez más la tristeza se apodero de mi,
impidiendome ya pensar en nada,
mi ser se canso de sentir,
de pensar, de soñar, de luchar.
Vanos intentos...
para un alma predestinada a la muerte.
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