La noche pasada,
Tuve un sueño en el que vos estabas.
No te veía bien la cara,
Pero sentía que me observabas.
Yo estaba sentada en una estación,
Viendo como la gente iba y venia,
Pero yo, no partía.
Estaba escribiendo uno de mis simples poemas,
Las lagrimas caían de mi cara,
Cada vez que pensaba,
Que mi viaje no llegaba.
Mi vida estaba llena
De miles de quehaceres,
Y yo cada vez
Me sentía mas apagada.
Entonces, como rara vez me ocurre,
Me sentí observada…
Y allí estabas, cruzándome la mirada.
Te aproximaste a mí, sentándote a mi lado.
Al principio, permaneciste callado.
Pero, cuando observaste que maletas no tenia,
Te diste cuenta que no partía.
Y así, de la nada, me dijiste
Si quería pasear esta mañana.
Caminando, me preguntaste si viajar yo soñaba,
Pero contestarte ya no lograba,
Era todo tan extraño que no salían mis palabras.
Creo haber dicho un si… en lo bajo,
Pero no se si fuiste capaz de escucharlo.
Al caminar juntos, nada me importaba,
Y hasta la risa me entraba
De lo frágil que estaba…
¿Por qué te acercaras? Me cuestionaba.
Me hablaste de tu vida…
Tus logros y desdichas,
Tenías tantas fuerzas y ganas,
De luchar que me fascinaba escucharte.
Vi, que no tuviste la gran vida,
Pero aprovechaste lo que venia.
Yo no fui capaz de ello,
Y sinceramente me arrepiento.
Me sorprendió cuando dijiste
Que tampoco cumpliste,
Nunca, tu gran sueño.
Pero no te desanimabas,
Seguías con esperanzas,
De encontrar algún día
A la persona indicada.
Esas palabras me llenaron el alma,
Hablamos toda la mañana,
Me encantabas con tus palabras,
Era una sensación extraña.
Me devolviste la vida,
Solo con recordarme
Lo que esta valía.
Fue algo hermoso, sin duda,
Pero… Olvide que fue un sueño.
Y ahora es cuando despierto...
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