Este mundo se derrumba,
Las personas que hay en el ya ni me importan
Nadie puede salvarse del terrible final:
La soledad infinita.
Realmente ya ni eso aterra,
Llega un punto que todo es indiferente
La oscuridad se empieza
a transformar en mi hogar
En el fondo, nunca se ha marchado.
Cierro los ojos y puedo ver
Esa niña que había antes
Que se agachaba al anochecer para explotar,
Sigue estando aquí, detrás de mi alma.
Buscando el momento, deseando ser tocada
Por un perverso sentido melancólico
Que la destroce llevándola a su punto más profundo
Aquel que muy pocos conocen.
Dejándola totalmente desnuda, usada, maltratada
Y entonces, desde ahí poder renacer.
Volver a salir entre llantos, sentirse fuerte y viva,
Regresando a esa eufórica risa maléfica que tanto extrañaba.
A esa insensibilidad terriblemente inhumana
Que a muchos daba miedo, y otros adoraban
Recordar esa crueldad y ese desprecio que se adueñaban de
ella
Odiar este mundo como nunca, dejar a su gente destrozada.
Deshacer todo lo que le rodea y reír sin pausa.
Porque realmente, todo y nada importa
Este mundo es meramente pasajero, nada de él perdurará,
El polvo vuelve al polvo, y al fin y al cabo nadie recuerda
ni quien somos.
Nadie quedará para tan siquiera pensarlo, porque todo acaba
Así que ¿Por qué no disfrutar de su fin?
Si total vamos a ser partícipes tarde o temprano,
¿Por qué no vengarse de esta mierda de destino?
Dejar todo en su lugar debido, Total..
¿Quién ha de venir para
juzgarnos?
Si hubiera un Dios ya nos habría salvado...
Pero No, que va, Olvídate.
Sufre y disfruta Alma profunda y paranoica:
Busca tu paz
interior.